Ayer, en Estados Unidos, un grupo de simpatizantes del presidente Pedro Castillo respaldó en la puerta del hotel a la delegación peruana encabezada por el Jefe de Estado. Sin embargo, al frente, grupos de detractores que -por el contrario-  gritaron insultos de todo calibre al presidente Castillo. 

Los enfrentamientos entre ambos grupos subieron en intensidad y tuvieron que estar separados por vallas y por autoridades locales que evitaron que las incidencias llegaran a mayores. 

Imágenes @verdeembeleso

Los cuestionamientos al presidente Castillo por parte de sus opositores estaban cargados de insultos ligados con su origen andino, por su ideología de izquierda radical, por su presunto sometimiento al secretario general de Perú Libre, por la insistencia inacabable de la existencia de un fraude electoral, y no por la calidad de su gestión al frente del gobierno.

Las expresiones contra el presidente, Pedro Castillo -y que provienen de la derecha derrotada en las elecciones- se sostienen en inaceptables aspectos que van más allá de la capacidad de dirigir el gobierno por parte del presidente. En ese sentido la socióloga sanmarquina, Alejandra Dinegro señaló que “la oposición no critica las acciones propias y concretas del gobierno, sino más bien está llevando esa crítica a un trasfondo cultural”.

Estando así las cosas ¿Viviremos en este estado de cosas los siguientes cinco años o los sectores ligados a la DBA se cansarán en algún momento de la cantaleta? Todo lo anterior, por supuesto, no limita ni por un momento la necesidad de vigilar y controlar los posibles excesos del gobierno del presidente, Pedro Castillo.