Petro ganó en la pequeña Timbiquí con el 98% de votos. Nadie dijo fraude.

Política 27 de junio de 2022
Timbiquí es un municipio colombiano que abrumadoramente votó a favor de Gustavo Petro. Esa votación que podría considerarse ‘excepcional’ también ocurrió en ciertas localidades en Perú en las elecciones de segunda vuelta. Sin embargo, fue utilizado por los ‘fraudistas’ como sustento de sus indicios. A un año de la segunda vuelta, ¿Cuáles son las consecuencias del discurso del ‘fraude’?

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Las últimas elecciones colombianas tuvieron como ganador al candidato de izquierda Gustavo Petro. Fue una campaña intensa, como las que se desarrollaron en Chile y en Perú.  Pese a que las encuestadoras vaticinaban un empate técnico, en realidad el resultado fue holgado. Petro obtuvo 11.281.013 votos, alcanzando el 50,44 % de los votos, frente al 47,31 % de Rodolfo Hernández, que recibió 10.580.412 papeletas.

Estas elecciones también tuvieron sus particularidades. El diario El País reportó  hace pocos días el caso de Timbiquí, el municipio con el mayor porcentaje de votos a favor de Petro y de Francia Márquez, candidata vicepresidencial. La fórmula logró 98,57% de los votos (8.633) frente a los 110 votos que alcanzó Hernández, representando el 1,25%. 

En las elecciones peruanas del 2021, también se registraron municipios en que el entonces candidato Pedro Castillo ganó en segunda vuelta con amplia ventaja. Por ejemplo, en el distrito de Llusco, en Cusco, el 97.9% votó a favor de Castillo y el 2.1% votó a favor de Keiko Fujimori. Sin embargo, estas situaciones consideradas excepcionales fueron señaladas como sustento para el discurso del supuesto ‘fraude’. 

El abogado y politólogo, Javier Albán consideró que ciertamente existe la posibilidad de que un candidato gane de forma abrumadora en determinadas localidades. “Hay que mirar cada caso en específico. Hay la posibilidad que exista. [Aunque] tampoco es que sea normal”, dijo a La Factoría. 

Recordó también que hubo mesas en las que se registraron votos al 100% a favor de Keiko Fujimori en mesas del exterior. “Mientras sean cosas excepcionales, y no muestren anomalías en ciertas tendencias, como, por ejemplo, al voto tradicional de esa localidad”, consideró. 

Albán dijo que las personas suelen votar respondiendo a una serie de necesidades o de mensajes, que “muchas veces no cambian tan rápido de una elección a otra”.  

El politólogo considera que no es raro que el entonces candidato Pedro Castillo haya tenido una alta votación en ciertas localidades.  Explicó que, en la primera vuelta, Castillo tuvo un ‘efecto arrastre’ hacia el final de la campaña. “La gente vota por motivos bien emocionales, hay un efecto fuerte en este efecto arrastre. También buena parte del voto de Castillo fue por rechazo al establishment y también más identitario. "Me siento representado en una persona que sea campesino, que no sea alguien del establishment y que sea un peruano común como yo", dijo. 

Durante la segunda vuelta, el politólogo manifestó que a esos factores se le sumó la “oposición histórica” a la candidata Keiko Fujimori. “Era la tercera vez que estaba esa candidata en segunda vuelta, en varios lugares la gente estaba totalmente segura sobre su posición, respecto a esa candidata”, indicó Albán.

La confianza se erosiona 

Tras la elección de segunda vuelta, la candidata Keiko Fujimori y un sector político comenzaron a blandir  la idea del supuesto ‘fraude’ que hasta el día de hoy sigue haciendo ruido en el escenario político. 

Albán consideró que hay que distinguir entre los ‘activistas’ por el fraude y entre las personas que podrían sentir desconfianza del sistema electoral. Al primer grupo, el politólogo consideró que no hay razones para justificar que sigan utilizando ese discurso. “Es bien difícil de sustentar que haya habido algo. Hoy en día, esa posición está más débil que nunca. Incluso, post comisión del Congreso”, dijo al recordar la comisión investigadora que presidió el congresista Jorge Montoya, cuyo informe fue rechazado en el Pleno.

Con respecto al segundo grupo, Albán dijo que los organismos electorales deberían seguir trabajando para “crear confianza” por la gente que aún podría tener dudas. “Explicar positivamente, porque el sistema no se quebró en ese momento y que es bien resiliente. […] No creo que haya tanta gente de acuerdo con el primer grupo. Los activistas son, más bien, un grupo pequeño”, dijo.

Finalmente, Albán consideró que la terrible consecuencia del discurso del fraude es la profundización de la crisis de confianza que vive el país. “Que haya un ambiente más polarizado, ahora tenemos tantos problemas, lo que necesitamos es crear formas para volvernos a sentirnos parte de esta sociedad. La democracia no la hemos terminado de construir”, indicó.

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